La Caravana por los Refugiados 2009

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El Comité Español de ACNUR es una organización no gubernamental española, creada en 1993 y declarada de Utilidad Pública, que apoya desde España el trabajo de la Agencia de la ONU para los refugiados en todo el mundo: proteger y ayudar a los refugiados y desplazados internos, buscando soluciones duraderas a su situación. ACNUR atiende las necesidades de las personas refugiadas y desplazadas más vulnerables, distribuyendo ayuda humanitaria, instalando campos y proporcionando agua potable, alimentos, medicamentos, ropa, mantas y otros artículos básicos de refugio. Para ello, cuenta con oficinas en 120 países y el 80 % de su personal trabaja sobre el terreno, a menudo en condiciones difíciles y peligrosas.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Las donaciones a la Caravana alcanzarán hoy los 150.000 euros!! gracias a tod@s!.
Una compañera en Chad Oriental, Annette Rerhl, nos cuenta que los refugiados de Darfur en Chad este año tienen acceso a 5 o 6 litros de agua potable al día...
17/diciembre/2009
CHAD: REFUGIADOS Y POBLACIÓN LOCAL HACEN FRENTE A LA DESERTIFICACIÓN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO.




Mujeres refugiadas sudanesas hacen cola con sus bidones para acceder a un punto de distribución de agua. Chad oriental, ACNUR/H. Caux

Abeché, Chad, 15 de diciembre (ACNUR), -- Dos cosas que los trabajadores humanitarios notan nada más llegar a Chad oriental son la falta de agua y la arena que parece meterse en todos los rincones. Con el cambio climático, la situación puede empeorar -- aún menos agua, y la desertificación que va ganando terreno en esta región semi-árida.

Darse una ducha en Abeché, la principal ciudad del este de Chad, supone un ejercicio de adaptación para las personas acostumbradas al flujo relajante y regular del agua en las naciones más desarrolladas. En Abeché el agua sólo está disponible durante un par de horas una vez cada cuatro o cinco días y se dejan los grifos abiertos para el momento mágico en el que el precioso líquido brote y sea recogido en una gran variedad de ollas, sartenes y cazos.

Pero para los locales y los 250.000 refugiados sudaneses que viven no muy lejos en los doce superpoblados campamentos gestionados por ACNUR, lavarse es un lujo inalcanzable. Les alcanza justo para obtener la cantidad mínima recomendada de 15-20 litros diarios de agua necesaria para beber, cocinar y limpiar el polvo y la arena de sus manos y rostros. Muchos sólo pueden contar con 5 ó 6 litros.

El agua es un recurso escaso en el este de Chad en el mejor de los casos, pero cuando estás viviendo codo con codo con miles de refugiados más en un campamento, se convierte en un problema importante. Por otra parte, hay indicios de que la precipitación anual ha sido cada vez menor, lo que afecta a la capa freática de agua, así como al suelo y la flora.

ACNUR y sus socios, entre ellos el gobierno de Chad, intentan hacer frente a los efectos del cambio climático con programas destinados a mejorar la gestión de los decrecientes recursos hídricos y a paliar la desertificación mediante la plantación de árboles en uno de los países más secos y más calientes en la tierra.

Y está siendo más duro conseguirlo en 2009, con un ciclo de lluvias particularmente bajoeste año. En la ciudad de Iriba, que alberga a 55.000 refugiados sudaneses de Darfur repartidos en tres campamentos, tan sólo 135 milímetros de lluvia han caído desde el comienzo de este año, de acuerdo con cifras del Ministerio de Medio Ambiente de Chad. Compárese con 355 mm para el conjunto de 1950.

La lluvia caída hasta hoy es demasiado escasa para mantener la línea contra la desertificación progresiva, las plantas no pueden sobrevivir mucho tiempo sin agua suficiente en el suelo. Y debido a las lluvias extremadamente pobres de este año, la ONU teme que sobrevenga una crisis alimentaria de varios millones de personas en el Chad y otros países del Sahel en 2010.

Por otra parte, la evaporación y la desviación de agua para la agricultura y la desertificación han llevado al lago Chad, una vez poderoso, a reducir su tamaño de 25.000 kilómetros cuadrados en la década de 1960 a apenas 3.000 kilómetros cuadrados en la actualidad. Los fuertes vientos mueven las arenas del Sahara hacia el sur por el lago.

La carencia de agua y la sequedad del suelo no sólo afectan a la biodiversidad, sino también al crecimiento de los cultivos. Como resultado, los animales no reciben suficiente forraje y muchos mueren de malnutrición y enfermedades relacionadas, perjudicando aún más a la cadena alimentaria.

Mientras tanto, la agencia de refugiados de la ONU ha estado trabajando en Chad para frenar la desertificación y mitigar los efectos de la disminución de las reservas de agua y del sobreconsumo. "La única manera de luchar contra la desertificación a largo plazo es participar en programas significativos de reforestación ", declara Andrea Masini, un responsable de medio ambiente de ACNUR.

Desde 2006, ACNUR ha plantado 300.000 árboles jóvenes de un año en Chad, de los cuales aproximadamente el 60 por ciento ha sobrevivido. Los refugiados y los habitantes han plantado otros 1,2 millones de árboles, incluyendo especies forestales como acacias y árboles frutales como el limón y mango.

En un nuevo intento por frenar la desertificación, ACNUR y sus asociados han proporcionado leña a los refugiados que de otro modo saldrían a cortar de los árboles y arbustos -- ahora una práctica prohibida por el gobierno. Fuentes alternativas de combustible, como el gas y el biogás, se han introducido en el Chad y otros países, junto con estufas de bajo consumo de energía y cocinas de energía solar.

Para proteger las escasas reservas de agua del este de Chad, ACNUR y el Ministerio de Medio Ambiente han estado aplicando una estrategia más sostenible, con un enfoque a tres años que utiliza una combinación de técnicas modernas y tradicionales. En el primer año, se han excavado nuevos pozos y pozos de sondeo en los campamentos y las aldeas circundantes, mientras que un equipo especial se encarga de la búsqueda de nuevas reservas subterráneas.

También este año, los refugiados y las comunidades locales han aprendido a utilizar diferentes fuentes de agua para distintos fines: para beber, para el ganado, para el cultivo y para los trabajos de construcción. Como siguiente paso, las bombas eléctricas serán sustituidos por las bombas manuales, que son más fáciles de usar y más baratas de mantener.

Todos los pozos se renuevan naturalmente cada año durante el período de temporada de lluvias, entre julio-septiembre. Mediante la construcción de pozos tradicionales en lechos de ríos secos, se mantendrán las reservas de agua de profundidad bajo el desierto. Al abordar los efectos del cambio climático, a día de hoy, los trabajadores humanitarios, los refugiados y los habitantes locales estarán ayudando a las generaciones futuras en este árido rincón del mundo, a seguir utilizando los recursos del planeta en el futuro.

Por Annette Rehrl en Abeche, Chad

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